skip to main |
skip to sidebar

Se masca la tragedia. Periodistas, políticos y economistas de todo el mundo se preparan para el acontecimiento más importante del año (como mínimo). Mientras tanto, la gente de a pie pregunta "¿Y por qué le dan tanta importancia a las elecciones de un país que no es el nuestro?" Pues muy sencillo, porque (tristemente) cuando EEUU tose, el resto del mundo enferma. Y yo enfermo sólo de pensar en la posibilidad que otro George Bush pueda subir al poder.Me resisto a pensar que en ese país haya tan poca gente con la inteligencia suficiente como para darse cuenta de que dirigentes como ése son un cáncer para nuestra sociedad. Ese hombre nos ha enfrentado con los musulmanes, él fue el que creó el choque de civilizaciones que tanto le preocupa a Huntington, el culpable de los atentados del 11-M (junto con el señor Aznar, claro, no le vamos a quitar mérito),
el que ha asesinado a miles de inocentes sin temblarle la mano, el que está destrozando nuestro planeta porque el Protocolo de Kyoto "perjudica los intereses de EEUU", el único responsable de la crisis mundial que nos asola a todos... Son tantas cosas las que ha hecho este hombre en tan poco tiempo que es imposible describirlo en un sólo blog. Y ahora, los norteamericanos tienen la oportunidad de elegir a otro presidente corrupto (un simple lacayo del primero) que termine por destruir a la humanidad. No creo, ni mucho menos, que Obama sea el dirigente perfecto, pero por sus ideales y su ética parece ser el "mal menor".Por ahora, en las encuestas se refleja Obama como favorito, pero también puede que esto sea producto del "efecto Bradley". Este efecto se produce cuando en unas elecciones los votantes estadounidenses aseguran en las encuestas que van a votar al candidato negro pero cuando llega la hora de la verdad lo hacen por el otro candidato. Ya hemos sufrido 8 años de "administración Bush", el mundo (como bien dijo Obama) no podrá soportar otros cuatro años del Partido Republicano y mucho menos con un candidato que es el perrito faldero de Bush. Si este candidato le gusta a un personaje como Arnold Swarzeneger, nada bueno puede salir de ahí.Espero, por el bien mundial, que esta vez los norteamericanos sean un poco más inteligentes y voten al único candidato con un mínimo de cabeza. ¡Saludos!







Durante muchos años he estado escuchando muchos tópicos sobre Inglaterra y su cultura: que si son extremadamente educados, muy puntuales, que la comida deja mucho que desear, que el clima es horrible... Este verano, por fín, he cumplido uno de los sueños de mi vida: viajar a Inglaterra (estudio Traducción e Interpretación de Idiomas, especialidad inglés).
Pues bien, he de reconocer que la experiencia, en líneas generales fue buenísima. El clima ciertamente no le llega a la suela de los zapatos al de la España sureña. De las 3 semanas que estuve allí, una semana y media hizo un tiempo horrible (estamos hablando del mes de Julio) y la semana y media restante hizo una temperatura primaveral. Concretamente, yo estuve en Brighton y un par de días en Londres, y me llamó especialmente la atención que aunque hubiera sol e hiciera cierta calor, las calles no se veían tan iluminadas como aquí.
En cuanto a la comida, no es tan mala como dicen. Yo comí bastante bien, aunque bien es cierto que la comida no es tan sana como aquí, tampoco comen fast food todos los días, ni mucho menos.
Lo único que me estropeó de alguna manera la experiencia fue la gente de allí. Me hace especial gracia cuando los ingleses nos acusan de racistas, me parece una actitud bastante hipócrita. Y digo esto, porque aunque realmente en Brighton había gente de todas las nacionalidades y razas, el trato no era igual para todos. Recuerdo que fui a un supermercado (bastante conocido allí, por cierto) con una amiga española y un amigo musulmán de Kuwait. Empezamos a echar en el carro una gran cantidad de comida y bebida porque estábamos preparando una fiesta, pero cuando llegó la hora de pagar, el dependiente nos dijo que como llevábamos bebidas alcohólicas le teníamos que enseñar el DNI. Justamente detrás de él había un cartel bien hermoso que decía que no se podía vender alcohol ni tabaco a menores de 18 años, pero como nosotros teníamos 20 y 25 años, pensamos que no habría ningún problema y lo enseñamos. El dependiente, al ver que todos éramos mayores de edad y no tenía excusa para no vendernos, nos dijo que no, que hacía falta que al menos alguno enseñara su carnet de conducir. Mi amiga, sin problemas, le enseñó el suyo y el muchacho, con cara de preocupación, nos volvió a decir que no podía vendernos, esta vez ya sin ningún tipo de excusas. Mi amiga y yo, echas un basilisco empezamos a enfrentarnos a él dándonos cuenta de cuál era el problema, pero mi amigo musulmán, apenado, nos apartó del dependiente y nos dio que no importaba, que ya le había pasado otras veces y que nos fuéramos a otro lado a comprar.
A mí, personalmente, me pareció una falta de respeto impresionante y una demostración de racismo que me dejó sin palabras. En pleno siglo XXI se niegan a venderle a un musulmán. Esos mismos ingleses que se quejan de que en España somos unos racistas. Y es verdad, tristemente, que hay mucho racismo aquí, pero mis amigos de Kuwait me contaron que, habiendo viajado por toda europa y por EEUU, donde "menos mal" les trataron fue en España.
Por otro lado, esa fama de educados que tienen me parece totalmente injustificada. Porque es verdad que son muy cuidadosos con lo que dicen y que todo lo dicen muy elegantemente, pero a mí de nada me sirve que me insultes con educación. Porque las indirectas que formulaban por esas boquitas eran capaces de dejar frío a cualquier español, eso sí, con mucha educación, ¿eh?. No me voy a parar aquí a contar las numerosas veces que me dejaron sin palabras con este tipo de cosas, pero sólo decir que la mayoría de las veces provenían de dependientes de tiendas, que se supone tienen que ser amables con sus clientes.
Por otro lado, también debo decir que me encontré con algunos ingleses encantadores (pocos), como mi madre de acogida y mis profesores, con los que llegué a sentirme en familia.
En resumen, vuelvo a decir que la experiencia fue maravillosa, pero no gracias a la "grandiosa amabilidad" de los ingleses. Puede que sean los peores anfitriones con los que me he encontrado en mucho tiempo. Nada que ver con los irlandeses, desde luego. ¡Saludos!